Porque la
inestabilidad de los mundos individuales, de las mentes de cada uno de
nosotros, tiene niveles y desastres infinitamente distintos, sorprendentes.
Pero es más
increíble aún que un pequeño gesto pueda calmar un temblor tremendo.
Des de aquí
tienes dos alternativas: lamentar los matices que te pueden desmoronar esta
alegría, o disfrutarla ahora, sin que importe si mañana sonreirás otra vez
gracias al mismo gesto…
Guárdalo e
intenta revivirlo a menudo. Y con el corazón abierto.
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